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¿Cómo mantenerte auténtic@
cuando la sociedad te quiere moldear?
por: Aislinn Derbez

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Para este capítulo del podcast decidí salirme un poco del molde con el formato e invite a hacer un live a alguien que admiro mucho: Kalinda Kano. Mi admiración hacia ella se debe a que es una persona siempre fiel a su corazón y es tremendamente auténtica. Ha logrado un equilibrio padrísimo en su vida personal entre la maternidad (tiene dos hijos adolescentes), su constante crecimiento interno, sus objetivos profesionales y un matrimonio exitoso de 15 años. Kalinda es Coach de Nutrición Integrativa por el Institute of Integrative Nutrition de Nueva York, conductora de TV, maquillista profesional, ha colaborado en campañas editoriales y publicitarias para revistas como Vogue, Caras y Marie Claire, y tiene un blog (@biutifullblog) desde 2014 en el que aborda temas como nutrición, movimiento, belleza (desde un enfoque muy real), terapias alternativas y espiritualidad. En este capítulo no sólo hablamos de nuestra experiencia post-parto (en la que no la pasamos particularmente bien) sin tapujos y sin ser políticamente correctas, sino que hablamos también de cómo se puede mantener una relación de manera sana cuando los hijos llegan, lo demandante que es la maternidad, el costo social de ser auténticas, cómo educar hijos emocionalmente inteligentes mediante límites claros y cómo encontrar espacio para ser nosotras mismas, en nuestra mejor versión en medio de tanto caos.

La maternidad, tanto para Kalinda como para mí, no ha sido color de rosa. Nos ha confrontado de diversas formas y nos ha hecho replantearnos quiénes somos y quiénes queremos ser. Kalinda lo expresó de manera muy acertada: para ella la maternidad es muy bonita, sin embargo, cuando los hijos nacen, acaparan todo. Desde si vas sola o no al baño, hasta tus proyectos laborales porque ya no estás sola, ya no eres sólo tú. Ahora te preguntas: ¿acepto este proyecto? ¿Qué significa para mi maternidad? ¿Cuánto tiempo estaré fuera? ¿Quién va a cuidar a mis hijos? ¿Cómo le voy a hacer? Las decisiones que antes eran una tontería y dabas por hecho hoy ya no lo son, se vuelven asuntos que meditas detenidamente.

De igual manera, concuerdo con Kalinda en que la sociedad aún miente respecto a la maternidad… Si tú le preguntas a la mamá de un recién nacido “¿oye cómo la estás pasando?” no te va a contestar la verdad, al contrario, en función de nuestra costumbre latina de aparentar que todo es idílico, la mamá te va a contestar “la estoy pasando padrísimo, nunca la había pasado tan bien” (o algo semejante alabando su alegría). Cuando la realidad es que esa mamá lleva días sin dormir, no sabe qué onda con la lactancia al 100%, está pasando por un crecimiento interno confrontante, no sabe cómo pedir ayuda y cree que es su chamba hacer todo sola. Sería mucho más fácil si se normalizara el poder contestar genuinamente y pudiéramos externalizar nuestras inseguridades, nuestro dolor y nuestro cansancio como algo normal, ¿no? Tal vez así, las mamás que hemos sufrido de depresión post - parto no nos hubiéramos sentido como bichos raros en su momento y las mamás primerizas no se llevarían la sorpresa de que tener un hijo es mucho más demandante de lo que la sociedad aparenta.

Hablando de ser honestos, Kalinda me contó que para ella su maternidad fue un proceso violento:

“Yo nunca me asumí como una persona muy establecida en quien era, es decir nunca pensé que tenía una identidad muy clara, hasta que en el proceso de ser madre la perdí.”

-Kalinda Kano

Cuando su hijo mayor tenía un año, su mente y cuerpo hicieron corto circuito y comenzó a sufrir ataques de pánico derivados del abandono en el que se tenía a ella misma. Kalinda lo comprende como si ella hubiera sido una bomba de tiempo andante: ya no dormía, su esposo estaba constantemente de gira, sus amigas no tenían hijos, ella tenía 23 años, quería demostrarle al mundo que podía ser “la mejor mamá” (que no iba a cometer errores a raíz de su juventud) y se sentía completamente perdida de su identidad y esclava de su hijo.

“Creo que esas cosas tan básicas como ponerte la ropa que te gusta (lo cual la lactancia no permite porque te tienes que enfocar en ropa de fácil acceso) o darte el tiempo para maquillarte hoy lucen como tonterías, pero en su momento, acumuladas, son ENORMES.”

-Kalinda Kano

Por otro lado, debido a que yo viví lo que fue ser criada por una nana (a la cual adoro), yo quise hacer lo contrario y avocarme a mi hija; tome la postura de “voy a cuidar a mi hija el 100% del tiempo” y no sé en qué momento decidí que yo no necesitaba ayuda y era super poderosa. Tenía la necesidad de demostrarle al marido que yo podía con todo y que era la mejor mamá, sentía que tenía que demostrarme a mí misma que yo podía ser mejor mamá que mi mamá y también demostrarle a quienes me siguen en Instagram “lo buena que era siendo mamá”. Hasta que un día me pregunté: ¿yo dónde quedo?

Creo que en mayor o menor medida, (según nuestras circunstancias de vida), todos nos podemos identificar con perdernos a nosotros mismos durante la crianza de nuestros hijos. A algunas nos pasó cuando eran bebés y lo estamos intentando barajear de la manera más sana posible, pero a otras personas les sucede cuando los hijos son adolescentes y ya no te necesitan igual que antes o cuando los hijos “vuelan” y comienzan a construir su vida. Por eso creo profundamente que es crucial aceptar que esa pérdida de identidad si ocurre… y es posible remediarla.

Por otra parte, platicamos también de cómo la llegada de los hijos afecta la relación de pareja. Ahí me acordé mucho de las enseñanzas de la psicoterapeuta Nilda Chiaraviglio (a quien respeto enormemente e invité en dos ocasiones a la primera temporada del podcast). Breve recapitulación: en teoría, necesitamos tener dos tipos de relaciones, una familiar y una de pareja. Esto quiere decir que necesitamos hacer una diferencia tangible entre la relación que tenemos con nuestra pareja y la relación familiar (la relación con los hijos, la crianza); de tal manera que éstas no se sobrepongan y podamos nutrir cada relación en igual medida. En pocas palabras, es necesario que busquemos “regar la plantita” de nuestra relación de pareja siempre, ya sea una cita a la semana, una actividad juntos… algo que mantenga ese espacio de conexión. Porque de no ser así, la relación familiar se come a la de pareja y llegamos a ese punto en el que ya no tenemos nada en común con el personaje de a lado más que temas como crianza o el espacio físico donde residen y las cuentas. Dicho lo anterior, Kalinda lo planteó de una forma que me gustó mucho y se me hizo muy clara:

“Los hijos tienden a comerse la relación de pareja. Y no es en mala onda, es la naturaleza de ser niño, la naturaleza de ser expansivo y ocupar espacio.”

-Kalinda Kano

Por lo cual las dos llegamos a la misma conclusión: necesitan existir límites claros. Por ejemplo, Kalinda me comentó que su pareja y ella tenían sus tiempos muy bien estructurados: los niños se iban a la escuela y ellos iban a entrenar juntos y a desayunar, contaban con ese espacio de conexión muy claro. Y ahora con la cuarentena, al estar todos en casa ha sido muy retador, porque a pesar de que adoren a sus hijos, ellos no pueden estar en su recámara desde las 6 A.M. hasta las 12 A.M. No sólo por la intimidad que sucede en la recámara, sino por las conversaciones y la necesidad de ser dos adultos intentando conectar. Y yo concuerdo totalmente con esa postura, creo que cuando le pones límites a tus hijos les estás dando el ejemplo de que te estás cuidando tú. Poner límites para preservar tu bienestar le enseña a tus hijos que eso está bien, que cuidarse a uno mismo es válido y es correcto. Si los niños sólo ven a una mamá que se sacrifica por ellos y es infeliz por esa razón, ellos aprenden que así funciona y los estás perjudicando indirectamente.

Algo muy importante que Kalinda también abordó es que las crisis personales son complicadas de compartir y ahí concuerdo, si bien le toca a la otra persona hacer el esfuerzo de contener, abrirse al diálogo o explorar soluciones contigo, es importante saber cuándo pedir ayuda y construir un sistema que le funcione a ambas personas en la pareja. Creo que muchas veces hacer esa diferenciación entre “la relación de pareja” y “la relación familiar” y darle su debido peso a ambas (sin que una se coma a la otra) es lo más complicado del mundo, pero si se logra ese entendimiento y se reconoce la importancia de lo anterior se puede pensar en el equilibrio. Y siendo muy sinceros, si tus hijos ven ese equilibrio y perciben límites claros en casa con papás plenos, van a aprender de ese ejemplo.

Finalmente, creo que vale mucho la pena abrir espacios para que podamos hablar de la maternidad desde un ángulo realista (no romántico y falso). Donde se puedan abordar las experiencias personales sin castigar al otro por no cumplir con los estándares sociales de perfección. Siempre habrá retos a la hora de intentar mantener una relación de pareja estable y sana al mismo tiempo que se vive la maternidad, por ello no es necesario agregarle más trabas sufriendo por ser perfect@s. ¿Y si mejor nos abrimos a la experiencia de ser vulnerables y reales?

Ser imperfectos es completamente normal.

@kalindakano
@biutifullblog
La Magia del Caos - Un Podcast de Aislinn Derbez